Hace unos días murió el escritor mexicano Carlos Monsivais y no tardaron en brotar los lame-botas, los todo-opino, los a-lo-relevante-me-sumo, de-moda-esta-entonces-me-gusta, etc. y puedo citar a algunos "que trágica la muerte del Señor Carlos Monsivais era muy buen escritor" donde apuesto uno de mis órganos masculinos a que en su vida leyeron algo que el escritor hubiera publicado, y mas halla de alguna entrevista u opinión en una emisión de noticias se presento no conocieron (igual que yo ). En su mayoría las personas cultas me son de bastante agrado y normalmente me muestro con una actitud receptiva y disposición para leer y/o escuchar lo que tengan que decir, sin embargo, con el ya difunto Sr. Monsivais me ocurrió todo lo contrario, me era bastante desagradable escuchar sus opiniones o leer algunos artículos sin mucha profundidad en el Universal o en la revista Proceso, hace un rato me puse a analizar cual era el trasfondo del por que me caía mal y es que en sus opiniones se ponía a echar mano de un lenguaje artificioso y rimbombante (me encanta esa palabra) intentando dar a toda su palabrería un aire docto, y en muchas ocasiones si no es que en todas trataba de alargar-a mi punto- sin necesidad su argumentación a base de sinónimos, que los repetía una y otra vez tal y como lo hace y tanto se le aplaude a Adela Micha. En la mayoría de los casos estoy seguro que creía que sus opiniones eran las que debían ocupar el mayor tiempo posible.
Creo que no es necesario rebajar tanto el lenguaje a un nivel donde se termina convirtiendo en un soliloquio, o a un monologo. No hace falta que intenten mostrar que están por encima del intelecto y capacidad de compresión media del oyente-lector. El hablar sencillo, para hacerse entender que en realidad es la finalidad de todo escritor o periodista, usando un lenguaje ordenado con un mensaje concreto y con la mejor claridad posible es bastante agradecido.
